El riesgo principal es no poder recomprar el bien dentro del plazo establecido, lo que implicaría perder definitivamente la propiedad, ya sea por incapacidad económica o por circunstancias sobrevenidas (como una hospitalización, por ejemplo).
Otro escenario de riesgo sería la quiebra de la empresa que ha comprado la joya. En este caso, todo pasaría a depender de la resolución del proceso de concurso de acreedores.