
Un análisis de Funcas sobre la educación financiera en los jóvenes, basado en datos del programa PISA, identifica tres tipos de «desventaja» que impiden un buen aprendizaje. La clave para cerrar la brecha no está en una única solución, sino en abordar cada una de estas áreas.
Las tres desventajas que impiden un buen aprendizaje financiero
Veamos ahora cuáles son las tres desventajas que señala el artículo.
1.- Desventaja cognitiva
Se refiere a las carencias en habilidades básicas como las matemáticas y la lectura. Si un adolescente tiene dificultades con porcentajes o con la comprensión de textos, también le costará entender un préstamo o un extracto bancario. Esta es la desventaja que más influye en el rendimiento financiero, pero también es la más difícil de solucionar a corto plazo, ya que implica trabajar en habilidades que se adquieren desde la infancia.
2.- Desventaja estructural
Se relaciona con el entorno socioeconómico y familiar del joven. Factores como los bajos ingresos familiares o un menor nivel educativo de los padres pueden limitar el acceso a recursos o al apoyo necesario para aprender sobre finanzas. Esta desventaja también tiene un impacto considerable y se asocia con menores puntajes en educación financiera, incluso si las habilidades académicas son las mismas.
3.- Desventaja situacional
Es la falta de oportunidades prácticas o de aprendizaje en el día a día. Por ejemplo, no hablar de dinero en casa o no tener una asignatura de finanzas en el colegio. La buena noticia es que esta es la más fácil de corregir a través de intervenciones educativas específicas.
Un dato alentador es que la educación financiera en las escuelas puede compensar con creces esta desventaja, ayudando a quienes no tienen la oportunidad de aprender en casa.
La gran conclusión: un enfoque integral es la solución
El artículo concluye que no hay una única causa para la falta de educación financiera y que para mejorarla es fundamental actuar en los tres frentes a la vez:
- Fortalecer las habilidades básicas como matemáticas y lectura, que son la base para todo lo demás.
- Expandir la educación financiera en las escuelas, de forma práctica y atractiva.
- Coordinar esfuerzos entre escuelas, familias y otras instituciones para crear un ecosistema que apoye el aprendizaje financiero de los jóvenes.
Esta visión integral es clave para que los futuros adultos, y de forma similar los actuales, puedan tomar decisiones informadas sobre la gestión de su patrimonio. Para profundizar en este análisis te recomendamos la lectura del artículo original publicado en el Cuaderno de Información Económica número 307 de FUNCAS con el título «Mejorando la educación financiera de los adolescentes: vías cognitivas, estructurales y situacionales».
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